SUEÑOS DE COLOR ROJO
Había una vez, una niña llamada Dulce. Dulce siempre soñaba despierta y vivía feliz en el pequeño pueblo en el que habitaba. Un día, empezó a soñar…
A través del sueño llegó a un extraño pueblo, era muy raro. Andando divisó una casa, con luz encendida. La puerta estaba abierta, entró a ver. En la casa había una fiesta de cumpleaños. Ella preguntó si podía pasar, pero no le hicieron caso, como si no exitiera.
Subió a la habitación de arriba. Había un montón de juguetes y dibujos, en los dibujos aparecía una niña con sus padres, su madre y su perro. Lo que más le llamó la atención fue una muñeca. Una muñeca con cara malhumorada y vestida de rojo.
Ella no entendía nada, y siguió por el pueblo. Se fijó en un río, un bonito río de agua cristalina que atravesaba el pueblo. Encontró un gran laberinto hecho con arbustos y agujeros. Lo más curioso es que había un montón de chuches tiradas por el laberinto: piruletas, caramelos… Descubrió un montón de trampas en aquel laberinto. Por suerte consiguió salir.
Llegó a otra casa y entró para curiosear. Había música terrorífica y un gran laberinto. Entró en otra habitación. Allí, había un montón de muñecos girados, mirando a la pared, entre estos, la muñeca de antes. Miró a la pared y vió unos ojos. Unos grandes ojos observando a los muñecos. Dulce, asustada, salió corriendo de allí. Corrió por el laberinto y subió al ático.
Allí había unas estatuas de un hombre y una mujer. Delante de eso una manzana con una serpiente escondida. A Dulce le recordó bastante a Adam y Eva. Ella, bajó al sótano a curiosear. Antes de bajar encontró una niña vestida de rojo. Una niña que no estaba ahí antes. Asustada corrió al sotano. Allí había una gran fiesta con muchas muñecas, de muchos colores. Pero, la muñeca de rojo apareció ahí de nuevo, y tenía un hacha escondida en las espalda.
Salió de esa casa a toda prisa. En la puerta encontró de nuevo a la niña. Habló con ella, y esta dijo: “Quiero a mi mamá”. Dulce siguió por este extraño pueblo hasta llegar a una zona espeluznante, con árboles muertos y muchos hierbajos. Entró a la tercera casa, hecha un desatre o al menos por fuera. Allí estaba la muñeca con un hacha delante.
Había otro laberinto, pero hecho con grandes estanterías. Caminando por el laberinto encontró de nuevo a la niña. Pasó de ella y entró en otra habitación. En esta, había un piano en una gran habitación vieja y destrozada. Siguió explorando en el ático. En el ático estaba la muñeca viendo la televisión. Estaba llena de dibujos de la madre. Dulce, bajó del ático. Había una gran cama con la figura de la niña en una cama, al lado, la muñeca con un hacha. De repente oyó una voz de hombre mayor: “La historia de Aika se remonta a varios años. Una niña vivía felizmente con sus padres y su muñeca favorita. La muñeca, pensó que la madre de la niña era su madre, por lo que tuvo un plan, matar a la niña para apoderarse de su cuerpo y quedarse con la atención de la madre. Y así lo hizo. Cogió un hacha y asesinó a la niña. El espíritu de Aika, la niña, sigue deambulando por este pueblo".
Dulce, asustada salió corriendo de esa casa, pero siguió curioseando por la cuarta y última casa. En esta casa estaba la fiesta de cumpleaños de la primera casa pero toda desordenada, con goteras y hecha un caos. Entró en la otra habitación, había un montón de cabezas, y en una jaula, la niña encerrada con la muñeca y un hacha. Dulce siguió investigando. Subió al ático. Estaban los dibujos, pero tachando a la niña. Al lado estaba la muñeca con su hacha. Dulce salió corriendo de este mundo de locos. Fue corriendo a la plaza, donde había una señora que le dijo que le haría volver. Estaba a punto de llegar , pero cuando se dio cuenta, estaba la muñeca con un haca detrás suya. Desde entonces nadie volvió a ver a Dulce jamás.
A través del sueño llegó a un extraño pueblo, era muy raro. Andando divisó una casa, con luz encendida. La puerta estaba abierta, entró a ver. En la casa había una fiesta de cumpleaños. Ella preguntó si podía pasar, pero no le hicieron caso, como si no exitiera.
Subió a la habitación de arriba. Había un montón de juguetes y dibujos, en los dibujos aparecía una niña con sus padres, su madre y su perro. Lo que más le llamó la atención fue una muñeca. Una muñeca con cara malhumorada y vestida de rojo.
Ella no entendía nada, y siguió por el pueblo. Se fijó en un río, un bonito río de agua cristalina que atravesaba el pueblo. Encontró un gran laberinto hecho con arbustos y agujeros. Lo más curioso es que había un montón de chuches tiradas por el laberinto: piruletas, caramelos… Descubrió un montón de trampas en aquel laberinto. Por suerte consiguió salir.
Llegó a otra casa y entró para curiosear. Había música terrorífica y un gran laberinto. Entró en otra habitación. Allí, había un montón de muñecos girados, mirando a la pared, entre estos, la muñeca de antes. Miró a la pared y vió unos ojos. Unos grandes ojos observando a los muñecos. Dulce, asustada, salió corriendo de allí. Corrió por el laberinto y subió al ático.
Allí había unas estatuas de un hombre y una mujer. Delante de eso una manzana con una serpiente escondida. A Dulce le recordó bastante a Adam y Eva. Ella, bajó al sótano a curiosear. Antes de bajar encontró una niña vestida de rojo. Una niña que no estaba ahí antes. Asustada corrió al sotano. Allí había una gran fiesta con muchas muñecas, de muchos colores. Pero, la muñeca de rojo apareció ahí de nuevo, y tenía un hacha escondida en las espalda.
Salió de esa casa a toda prisa. En la puerta encontró de nuevo a la niña. Habló con ella, y esta dijo: “Quiero a mi mamá”. Dulce siguió por este extraño pueblo hasta llegar a una zona espeluznante, con árboles muertos y muchos hierbajos. Entró a la tercera casa, hecha un desatre o al menos por fuera. Allí estaba la muñeca con un hacha delante.
Había otro laberinto, pero hecho con grandes estanterías. Caminando por el laberinto encontró de nuevo a la niña. Pasó de ella y entró en otra habitación. En esta, había un piano en una gran habitación vieja y destrozada. Siguió explorando en el ático. En el ático estaba la muñeca viendo la televisión. Estaba llena de dibujos de la madre. Dulce, bajó del ático. Había una gran cama con la figura de la niña en una cama, al lado, la muñeca con un hacha. De repente oyó una voz de hombre mayor: “La historia de Aika se remonta a varios años. Una niña vivía felizmente con sus padres y su muñeca favorita. La muñeca, pensó que la madre de la niña era su madre, por lo que tuvo un plan, matar a la niña para apoderarse de su cuerpo y quedarse con la atención de la madre. Y así lo hizo. Cogió un hacha y asesinó a la niña. El espíritu de Aika, la niña, sigue deambulando por este pueblo".
Dulce, asustada salió corriendo de esa casa, pero siguió curioseando por la cuarta y última casa. En esta casa estaba la fiesta de cumpleaños de la primera casa pero toda desordenada, con goteras y hecha un caos. Entró en la otra habitación, había un montón de cabezas, y en una jaula, la niña encerrada con la muñeca y un hacha. Dulce siguió investigando. Subió al ático. Estaban los dibujos, pero tachando a la niña. Al lado estaba la muñeca con su hacha. Dulce salió corriendo de este mundo de locos. Fue corriendo a la plaza, donde había una señora que le dijo que le haría volver. Estaba a punto de llegar , pero cuando se dio cuenta, estaba la muñeca con un haca detrás suya. Desde entonces nadie volvió a ver a Dulce jamás.
me gusta mucho. que miedo¡¡
ResponderEliminarFelicidades Fran tu cuento es de mucho suspenso y terror, todo esfuerzo tiene su recomprensa, sigue asi !!!!
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